“PLAYA”
1
En el pueblo éramos siempre los mismos. Pero teníamos la playa.
Mi patio olía a lavanda. El viento era intenso. Y los pájaros, siempre los pájaros.
En verano se llenaba de gente desconocida. Yo me paseaba entre las sombrillas, las lonas y las reposeras descubriendo e inventando en sus caras indiferentes y entregadas al sol, tíos, primas, abuelas. Los turistas no lo sabían, pero se convertían por unos días, en mi nueva familia. Me divertía encontrarles parentescos.
El ocaso sobre el mar era rojo. Solía hacer medialunas y verticales en la arena. Una vez me aplaudieron y agradecí con reverencias.
En casa me sentaba en el porche. Cuando pasaba un avión lo saludaba agitando los brazos al cielo. Soñaba con actuar, bailar y cantar.
Volé lejos. Triunfé y no volví al pueblo sin ascensores hasta este verano.
2
Cuando era adolescente fantaseaba con las comedias musicales de Broadway. Y hasta allí me llevaron mis sueños. Protagonicé un musical en Estados Unidos y me enamoré de Marcos, el director de la obra. El teatro seduce, corteja, cautiva.
Marcos y su esposa ya no se amaban. Ella estaba enferma de celos.
Una noche salíamos del teatro abrazados y felices porque había sido una de las mejores funciones de la temporada. La calle estaba desierta y helada. Nos besábamos y reíamos sin parar.
Repentinamente un estruendo paralizó la escena. Un disparo le quitó la vida a Marcos. Mis manos y mi ropa se llenaron de su sangre.
Un sollozo de mujer, culpable y aterrado se escuchaba en la oscuridad.
3
Volví a a Quequén. El día que llegué, antes de ir a casa me fui a la playa. Todavía no amanecía. Subí a un médano arrastrando la valija. Desde la cima la lancé hacia la nada. Me acosté con los brazos extendidos y empecé a rodar llorando, riendo y gritando. Acostada en la arena pude ver tanto cielo.
Era allí donde quería estar.
Contacto
bibinaveyra@gmail.com